La finalidad de este primer post es que conozcáis de primera mano el sufrimiento de estos y estas menores. Menores que están expuestos a este tipo de violencia tan demoledora como es la violencia de género.
La exposición a violencia de género es un tipo de maltrato infantil y los hijos y las hijas de las mujeres víctimas de violencia de género son también víctimas.
Son víctimas de la violencia de género infringida a sus madres. Son víctimas en todos los casos de violencia psicológica directa, y en ocasiones, también de violencia física.
¿Por qué son víctimas? Porque conviven en el seno de la relación de pareja en la que se sufre el maltrato. Porque dependen emocionalmente de sus cuidadores. Porque la violencia ejercida contra la madre tiene consecuencias sobre su desarrollo que si no son tratadas a tiempo se convierten en secuelas. También por la transmisión intergeneracional de la violencia: La familia es considerada el primer agente socializador del menor y el más determinante en la instauración de modelos apropiados de funcionamiento social.
Para poder entender esto de una manera más visual, a continuación comparto una serie de verbalizaciones de menores recogidas desde septiembre de 2010 hasta agosto de 2012 en los Puntos Municipales del Observatorio Regional de Violencia de Género de la Comunidad de Madrid donde estuve trabajando con estos niños y niñas víctimas de violencia de género. (A fin de poder garantizar la confidencialidad y su seguridad se han modificado sus nombres, no así sus edades).
Se han clasificado según un listado de síntomas elaborado durante estos dos años de estudio y trabajo con esta población.
Edad preescolar- escolar
Responsabilidad frente a la violencia: se pueden culpar o intervenir para que cese.
“Antes de que yo naciera mis papás eran felices, yo fui malo y por eso papá se enfadaba tanto” Carlos, 7 años
“Cuando papá pegaba a mamá yo me ponía muy nervioso y me tiraba del pelo gritándole que parara”. Angela, 10 años
Problemas de rendimiento escolar: dificultades de aprendizaje, baja concentración (o todo lo contrario, elevada autoexigencia).
“Muchas veces no quiero ir al colegio. Voy a sacar malas notas y me van a decir que soy tonto” Miguel, 12 años
“No se cómo decirle a mi madre que he sacado un 6,5 en Lengua” Alba 10 años
Conductas disruptivas.
“Mi profesora ya no sabe qué hacer conmigo, nunca le hago caso” Gonzalo, 7 años
Síntomas de ansiedad y depresión: baja autoestima, ansiedad generalizada.
“Siempre tengo hambre, nunca me lleno, creo que es porque estoy preocupada, antes de lo de mis padres no me pasaba (…) pero no quiero comer porque mis amigos me llaman gorda” Eva, 8 años
“Soy malo” Luis, 5 años
“Cuando estoy en clase no puedo parar de pensar si mi padre irá a mi casa y le hará algo malo a mi madre y a mis perros” Ana, 11 años
Conductas agresivas y autolesivas
“Cuando mi padre se enfada conmigo me doy golpes contra la pared y grito que me voy a clavar un cuchillo” Gema, 8 años
“A veces me pego para desahogarme” Mario, 11 años
“Tienes que ayudarme porque a veces pienso cosas malas, la cabeza me traiciona, es como si tuviera al diablo dentro” Mario, 11 años
Miedos
“Tengo mucho miedo a que pase algo malo” Nerea, 9 años
“Tengo miedo de que mamá también se vaya y quedarme solo” Ángel 6 años
Negación.
“Mis padres se quieren mucho y van a volver a vivir juntos, no sé porque mi hermana le ha dicho al Juez que papá pegaba a mamá” Lidia, 11 años
Dificultad para expresar emociones.
“Me siento mal, pero no sé cómo explicarlo es como un dolor aquí en la barriga, no se” Javier, 7 años
Adolescencia
Mayor frecuencia de conductas autodestructivas: abuso de alcohol y drogas, conductas delictivas y antisociales.
“Cuando fumo canutos es el único momento del día en que no pienso que mi familia es una mierda”. Julián, 17 años
“Le rompí la mandíbula a uno que me estuvo mirando mal toda la noche, estuvo bebiendo con pajita dos meses, así aprenderá” Roberto, 16 años
Búsqueda desesperada de afecto: relaciones de pareja abusivas, confunden amor con violencia
“Mi chico es súper celoso, está coladito por mí, nunca me habían querido tanto” Esther, 15 años
Fracaso escolar.
“Me han vuelto a quedar todas”. Mario, 14 años
Mandatos de género instalados y que condicionan su forma de vivir en el comienzo de la vida adulta.
“Me tienes que ayudar porque por culpa de mi padre pienso que las mujeres no merecen ser bien tratadas” Luis, 14 años
Sintomatología específica
Conflicto de lealtades: tomar partido vs. traicionar.
“Quiero hacerle una tarjeta de navidad a papá, pero la voy a dejar aquí para que no la vea mamá, ¿vale?” Valeria, 5 años
“Papá dijo que mamá era una hache de p y yo no la pude defender porque delante de papá yo hago como que no quiero a mamá” Rosa, 9 años
Normalización
“Le di un puñetazo porque no me quiso dar el balón, ¿qué iba a hacer?” Patricia, 12 años.
Situarse del lado del padre: asumir el rol del fuerte, dominante, culpar a la madre.
“Yo tengo que pegar a mi hermano porque mi madre no es capaz de controlarle” Miguel, 14 años
Situarse del lado de la madre: síntomas de indefensión.
“Nunca nos vamos a poder deshacer de él, siempre viviremos con miedo, nos va a hacer algo malo”. Judith, 14 años
Parentalización: asumir roles marentales y parentales y de protección.
“Me muero de pena pensando que va a estar solo en casa, ¿quién le va a hacer la comida?” Ángel, 10 años
“A mi madre no le cuento las cosas malas porque no quiero que llore ni se preocupe por mí ya tiene suficiente con los juicios y mi padre” Laura 15 años
Síntomatología de tipo traumático
La exposición crónica y severa a la violencia de género provoca en el menor el síndrome de estrés post-traumático de manera más consistente que otros estresores debido a los altos niveles de miedo, terror, desamparo, impotencia y la percepción de que puede morir o ser gravemente herido (Mc Nally, 1993; Moreno, 1999 Terr, 1990).
“Cuando estoy en clase no puedo parar todas las imágenes que me vienen de mi padre pegando a mi madre, noto que me sudan las manos y me falta el aire”. Carlos, 17 años.
“Cuando salgo de clase tengo que ir corriendo a casa porque noto que me vigilan desde todos los sitios” Elena, 13 años.
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