Hola, me llamo Rocío, tengo una niña de tres años y medio que, literalmente, nos manipula, nos tiene totalmente tomada la medida a mi marido y a mí. No me deja hablar por teléfono, cuando quiere algo y no lo obtiene se pone a llorar y se tira por el suelo… Todos los días tiene rabietas. Yo cuando no puedo más le pego en el culo, le mando para su cuarto o la amenazo con quitarle algo que le gusta, pero esto, además de resultar agotador, no veo que funcione porque sigue haciendo lo mismo. Te agradecería que nos dieras unas pautas. Muchas gracias.
Hola Rocío, gracias por tu consulta. Trataré de darte alguna clave con la información que me das.
Educar a un hijo es todo un reto, y más cuando tenemos toda esta información contradictoria sobre cómo tenemos que actuar con ellos. Cada niño es diferente, y por tanto cada niño requiere ser tratado en función de sus propias características y circunstancias.
Creo que lo mejor que podéis hacer es pensar que vuestra hija no es vuestra enemiga, que lo último que quiere es conseguir que la rechacéis. Aunque a veces cueste creerlo por sus comportamientos.
Es vital para que unos padres traten de manera apropiada a un hijo que conozcan su momento evolutivo, para saber que pueden esperar de ellos y qué es esperar demasiado. La diferencia entre “lo que no pueden hacer” y “lo que no quieren hacer” va a ser una cuestión trascendental para no malinterpretar a los niños.
Dices que no te deja hablar por teléfono, su naturaleza le guía a querer estar contigo, probablemente le digas que se espere un poco que ahora terminas, pero tu hija no tiene interiorizado esta categoría temporal. Quizá si interpretaras que tu hija quiere estar contigo (quizá no te vea tanto como le gustaría) y por eso te reclama, en lugar de que es una niña consentida que no sabe esperar, tu actitud fuera diferente.
De la misma manera que cuando dices que al sentirse frustrada tiene una rabieta. Si en lugar de volver a pensar que es una niña consentida y mimada pensaras que con tres años y medio no tiene muchas otras estrategias para expresar su enfado, quizá también tu actitud cambiaría.
Es muy importante estar calmados nosotros, los adultos, para ayudar a los niños. No podemos hacerles lo que castigaríamos si nos lo hicieran ellos a nosotros. Gritar, pegar, amenazar, castigar… son respuestas, que aunque entendibles en determinados momentos de mucha tensión, son muy rudimentarias. Son las que utilizan ellos, propias de su edad. Cuando un niño responde de una manera que entendemos no es buena, tenemos que pensar qué queremos enseñarle y cómo queremos hacerlo.
Las represalias por nuestra parte les asustan, les disgustan y les confunden. Sus padres son las personas a las que más quieren, los que deben de protegerles. Cuando queremos que hagan lo que les decimos utilizando el grito, la amenaza y el castigo lo que les estamos enseñando es que el poder, la fuerza, y el control son la vía para que los demás hagan lo que nosotros queremos que hagan.
Igual que entendemos que nosotros no siempre actuamos de la mejor manera con ellos, el cansancio, las preocupaciones, las frustraciones…nos influyen y consiguen que en determinados momentos los padres actúen de manera equivocada, también tenemos que entender que a los niños también les pasa. También les influyen las circunstancias y el contexto, y en esos momentos más negativos tenemos que ayudarles, desde el respeto y el cariño. Sólo así van a aprender y van a interiorizar los aprendizajes.
Dice Dan Siegel en su libro “Disciplina sin lágrimas” que antes de reaccionar ante un mal comportamiento de un hijo deberíamos de hacernos tres preguntas:
- ¿Por qué mi hija se comportó así?
- ¿Qué lección quiero enseñarle en este momento?
- ¿Cuál es la mejor manera de enseñarle esta lección?
Es obvio que no siempre vamos a poder responder a estas preguntas de la manera calmada y reflexionada que se requiere, porque entendemos que nuestra emoción a veces va más rápido, y nos descontrolamos. Y si es obvio para los adultos, cuanto más obvio es para los niños.
Espero haberte ayudado, recibe un cariñoso saludo.
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